Pongamos que te pongo,
no hay otra explicación.
Qué torpe es el deseo,
qué absurda la razón.
Aquí ya lo de menos
es doblarte la edad,
no me partas por la mitad.
Si te vienes conmigo, dijiste,
te haré enloquecer.
Perfecto, cariño, nunca estuve cuerdo,
lo soportaré.
Y es que a nadie le importa una mierda
si llevo en la izquierda mi corazón.
Tengo la mente estrecha
y mi parte derecha
siempre me aplasta la intuición.
¿Dónde fuiste anoche?
¿Dónde estaba yo?
¿Quién cojones era el tipo que llamó?
Nadie dijo que esto fuera a ser amor.
¿Dónde fuiste anoche?
¿Dónde estaba yo?
¿Quién cojones era el tipo que llamó?
Tú mascaste la tragedia,
él la escupió.
Pasaron dos añitos de bonita mentira
donde tú aprendiste a no ser tan feliz.
Yo me saqué un máster en jodernos la vida,
a juego con la cicatriz
que me hizo el puñal de tu lengua dentro del pantalón.
La disimulo con un tatuaje que pone “precaución”.
Y es que a nadie le importa una mierda …
Te cambiaría por cualquiera
que besara como tú.
Escaparía con la primera
que escupiera juventud.